«El capitalismo ganó. Perdimos. El planeta como lo conocimos ya no existe, y lo que viene es solo el principio»
1. El Diagnóstico Que Nadie Quiere Escuchar
Escribo esto mientras llueve torrencialmente al norte de la Pcia. de Buenos Aires donde me encuentro ahora. En paralelo me llaman de la oficina en CABA para avisarme que se está filtrando agua adentro y también al vecino de medianera. Un amigo, está varado hace horas en un micro junto a cientos de vehículos, volviendo de Rosario a Buenos Aires con la Panamericana completamente inundada y anegada. Los bomberos buscan la manera de intentar acercarse para socorrerlos y pienso que los datos no mienten: 2023 fue el año más caliente en 125.000 años. Los océanos hierven como una sopa mal cocinada, los glaciares se derriten con la indiferencia de un hielo en un blue lebel, y las ciudades costeras —desde Miami hasta Mumbai— escriben su obituario en tweets de emergencia. Los científicos lo repiten como un mantra roto: «Esto no es el cambio climático, es el colapso climático». Y sin embargo, aquí seguimos, discutiendo si el papel aluminio va en el tacho azul o verde.
La verdad incómoda: Reciclar, usar bambú y comprar electricidad «verde» hoy tiene el mismo impacto que tratar de apagar un incendio forestal con un vaporizador. El tiempo de prevenir se esfumó. Ahora solo nos queda aprender a vivir en el mundo que quemamos.
2. La Demografía del Apocalipsis
Curioso fenómeno: mientras los gobiernos panicolean por las tasas de natalidad en caída libre, nadie conecta los puntos. La gente no tiene hijos porque intuye lo que los políticos niegan: traer un niño al mundo en 2024 es como comprar un boleto para el Titanic… después del iceberg.
- Japón: 40% de solteros permanentes.
- Corea del Sur: 0.78 hijos por mujer (el mínimo histórico).
- Argentina: 1.39, muy por debajo del reemplazo generacional.
No es depresión ni capitalismo tardío. Es instinto de especie. La vida —esa terca— se auto-regula. Si no hay futuro habitable, ¿para qué reproducir el sufrimiento?
3. Sobrevivir Entre Escombros (Con Dignidad)
Aquí la única esperanza que queda: la comunidad como trinchera. Naomi Klein lo dijo en Esto lo cambia todo: «Las crisis profundizan lo que ya existe». En un mundo de extremos, solo sobrevivirán dos modelos:
- Los survivalistas egoístas: bunkers, armas y Bitcoin (que colapsarán con el primer corte de internet prolongado).
- Las redes vecinales: donde el médico intercambia consultas por huevos de gallina, donde el ingeniero repara bombas de agua a cambio de pan casero, donde nadie es «autosuficiente» pero todos son indispensables.
Ejemplos que iluminan el camino:
- Las «Comunidades de Transición» en Reino Unido, almacenando semillas y conocimientos prácticos.
- Los barrios de Barcelona organizando «asambleas climáticas» para mapear riesgos locales.
- Las cooperativas argentinas que generan energía renovable a pesar del Estado, no gracias a él.
4. Epílogo: Un Positivismo Sin Ilusiones
Sabemos cómo termina esta película. El planeta seguirá existiendo, pero no para 8,000 millones de humanos. La pregunta no es «¿cómo lo evitamos?» sino «¿cómo vivimos con dignidad mientras tanto?».
La respuesta está en viejas prácticas que el neoliberalismo quiso borrar:
- Trueque de habilidades, no de likes.
- Tierra trabajada colectivamente, no balcones con hidropónicos Instagrameables.
- Memoria ancestral (cómo conservar alimentos sin electricidad, cómo leer las nubes para predecir tormentas).
«El apocalipsis ya llegó —solo que está distribuido desigualmente», diría Klein. Nuestra tarea ahora es construir balsas de humanidad en el diluvio. Pequeñas y frágiles, sí, pero imposibles de hundir.