Block de Notas

La Sabiduría de la Especie: ¿Estamos Eligiendo No Nacer?

«El artículo de José Natanson en la edición 318 de El Dipló —’El envejecimiento del mundo’— no solo describe una realidad demográfica abrumadora, sino que nos interpela como sociedad. Corea del Sur con muñecos robóticos cuidando ancianos, Japón con más pañales para adultos que para niños, Alemania adaptando sus ciudades para poblaciones que envejecen: estos no son datos aislados, sino síntomas de una transformación profunda. Sobre esta base actual, me surge una reflexión incómoda pero necesaria: ¿y si esta baja global de natalidad no es solo un fenómeno sociológico, sino un ajuste biológico colectivo frente a un planeta que estamos volviendo inhabitable?»

El mundo se encoge, y no por una guerra o pandemia, sino por una decisión colectiva, casi silenciosa, de traer menos vida al planeta.

Frente a estas cifras, las explicaciones convencionales —urbanización, ingreso de la mujer al mercado laboral, acceso a anticonceptivos— resultan insuficientes. Son síntomas, no causas profundas. ¿Y si la baja natalidad no es solo un fenómeno sociológico, sino un ajuste biológico inconsciente?

La Naturaleza No Perdona

En el reino animal, cuando una especie enfrenta escasez de alimentos, pérdida de hábitat o condiciones hostiles, reduce su reproducción. Es un mecanismo de supervivencia evolutivo. Los osos polares no debaten ética reproductiva: simplemente, nacen menos cuando el hielo se derrite.

La humanidad hoy posee el conocimiento y la tecnología para evitar el colapso ambiental. Sabemos cómo producir alimentos para todos, cómo generar energía limpia, cómo construir ciudades sostenibles. Sin embargo, elegimos no hacerlo. Preferimos:

· Mantener guerras absurdas que consumen recursos vitales.
· Sostener un modelo económico que concentra riqueza y condena a millones al hambre.
· Postergar la acción climática mientras los glaciares se deshacen.

La Natalidad Como Termómetro del Futuro

¿No será que, en algún nivel profundo, estamos recibiendo la misma señal que reciben los osos polares? Que el planeta, tal como lo estamos gestionando, se está volviendo inhóspito. Y que traer más vida a un mundo así podría ser, en el fondo, un acto de irresponsabilidad.

Esta no es una postura derrotista, sino una llamada de atención brutal: la disminución de nacimientos podría ser la respuesta orgánica de una especie que intuye el colapso. Un mecanismo de protección, tanto para los que no nacen —evitándoles un futuro de escasez y crisis— como para el propio planeta, aliviando la presión demográfica.

No Es Demografía, Es Conciencia

La solución no está en políticas natalistas que obliguen a las mujeres a parir, como proponen Orban o Musk. Tampoco en muñecos robóticos que acompañen a los ancianos en su soledad. La verdadera respuesta está en cambiar radicalmente nuestro contrato con la vida:

· Redistribuir los alimentos, no solo producir más.
· Abandonar la lógica de la guerra, que devora recursos que podrían salvar vidas.
· Actuar ya frente al cambio climático, con la urgencia que exige el colapso inminente.

Si revertimos estas condiciones, quizás la natalidad se recupere naturalmente, porque estaremos construyendo un mundo donde valga la pena nacer.


Al final, la pregunta no es «¿por qué nacen menos niños?» sino «¿qué estamos haciendo para que cada vida que llegue a este mundo tenga un lugar digno donde habitar?». La respuesta, hoy, duele.

por Pablo Ruda

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